martes, 31 de agosto de 2010

9 de Septiembre en LA RATONERA


un poema de toto del abasto

Barney el dinosaurio se sacó la careta

-la cabeza en realidad-

en el baño del estacionamiento

y mi hija se dio cuenta demasiado rápido

del truco sucio de la magia cotidiana

Después caminamos por las mismas

calles de siempre,

tomados de la mano,

sin hablar.


Mi hija y yo

Ella saluda a los maniquies

que venden los judios

rojas, verdes, blancos

Frío me dice...

quiere decirme que tienen frío

están desnudos, su plástico al descubierto


Estamos desnudos aquí los dos

mi hija y yo

caminando por la vereda

Ella entrando en la magia despacio

y yo saliendo de allí sin retorno






Poema extraido de La Porquería, número 0 del año 0 de un fanzine que se declara lleno de ausencias, entregado un viernes muy muy tarde en el ciclo Maldita Ginebra.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Pier Paolo Pasolini

"De su nacimiento el 5 de marzo de 1922 en Bolonia a su asesinato en Ostia el 2 de noviembre de 1975, Pier Paolo Pasolini fue hijo de un militar fascista y una madre profundamente católica, poeta popular, ensayista, escritor, director de cine, neorealista y comunista, fue intimo y popular, fue pueblo, masa y discurso, fue marginal, delincuente y pobre, fue sórdido, fue ironía y sentimiento incontrolable". Fernando Graneros

Al principe

si regresa el sol, si cae la tarde
si la noche tiene un sabor de noches futuras
si una siesta de lluvia parece regresar
de tiempos demasiado amados y jamas poseidos
[del todo
ya no encuentro felicidad ni en gozar ni en sufrir por ello:
ya no siento delante de mi toda la vida...
Para ser poetas, hay que tener mucho tiempo:
horas y horas de soledad son el único modo
para que se forme algo, que es fuerza, abandono,
vicio, libertad, para dar estilo al caos.
Yo, ahora, tengo poco tiempo: por culpa de la muerte
que se viene encima, en el ocaso de la juventud.
Pero por culpa también de este nuestro mundo humano
que quita el pan a los pobres, y a los poetas la paz.

Análisis tardío

Sé bien, sé bien que estoy en el fondo de la fosa;
que todo aquello que toco ya lo he tocado;
que soy prisionero de un interés indecente;
que cada convalecencia es una recaída;
que las aguas están estancadas y todo tiene sabor a viejo;
que también el humorismo forma parte del bloque inamovible;
que no hago otra cosa que reducir lo nuevo a lo antiguo;
que no intento todavía reconocer quién soy;
que he perdido hasta la antigua paciencia de orfebre;
que la vejez hace resaltar por impaciencia sólo las miserias;
que no saldré nunca de aquí por más que sonría;
que doy vueltas de un lado a otro por la tierra como una bestia
[enjaulada;
que de tantas cuerdas que tengo he terminado por tirar de una sola;
que me gusta embarrarme porque el barro es materia pobre
[y por lo tanto pura;
que adoro la luz sólo si no ofrece esperanza.

El dia de mi muerte

En una ciudad, Trieste o Udine,
por una calle de tilos,
cuando en la primaver mudan
de color las hojas
yo caere muerto
bajo el sol que arde
rubio y alto
y cerraré los parpado
dejando el cielo en su esplandor

bajo un tilo tibio de verde
caere en el negro
e mi muerte que dispersa
los tilos y el sol
los bellos jovencitos
correrán en esa luz
que recién he perdido,
volando fuera de la escuela,
con rizos en la frente

yo seré todavia joven
con una camisa clara
y con los dulces cabellos que llueven
sobre el polvo amargo.
Estaré todavia con calor,
y un muchachito corriendo por el asfalto
tibio de la alameda
me posara una mano
sobre el vientre de cristal