martes, 14 de diciembre de 2010

Línea Belgrano Sur



Led zeppelin - immigrant song



La línea Belgrano Sur conecta Laferrere con Constitución. Todos los días viajan miles y miles de personas, y sin embargo parece un auténtico tren fantasma: jamás es mencionado por ningún canal de noticias a la mañana, hora en la cual se habla de normalidad en los distintos ramales y del estado del tránsito. Este tren, para los medios, no existe.

De todos modos, cada menos de diez minutos pasa el tren, tuneado con stickers, posters, gorros, banderas y vinchas de la Unión Ferroviaria, los conocidos co-participes del asesinato de Mariano Ferreyra, barrabravas enquistados en diversos negocios turbios, entre ellos el cada vez más rentable negocio de los tercerizados; o cómo hacer para que se trabaje más por menos plata y menos derechos. Los pasajeros del Belgrano Sur se cuentan, como deciamos, de a miles. Son, en su inmensa y anónima mayoría, trabajadores y trabajadoras que emprenden su perpetua odisea, bien temprano.

El tren pasa pegado a la Villa 20 y se dirige hacia Pompeya pasando por el Parque Indoamericano. Este tren pasó cada menos de diez minutos durante esta semana de conflicto en Soldati. Un conflicto en el cual tomaron partido vecinos en contra de la usurpación, vecinos selectamente elegidos: refinados como Julio Capella, barrabrava de Huracán e hijo del masajista de Boca; un poco más toscos y gordos como Chacho Alvarez, delegado gremial de SUTECBA en la DGAI y cercano a la barrabrava de Boca, vocero de facto de algunos edificios linderos al predio del conflicto. Este sector se encargó de sacar a un pobre tipo de una ambulancia del SAME, para rematarlo a sangre fría.

¿pero no es muy raro el mundo? ¿no está todo jodidamente dado vuelta?
Antes, lo más común era escuchar el vergonzante y racista:

Bostero, Bostero, Bostero
Bostero, qué asco me dás
andate a vivir a Bolivia
toda tu familia está allá

y sin embargo ahí lo vemos a Mauricio Macri, el ex-presidente del Boca multicampeón de todo, diciendo que la ciudad no puede hacerse cargo de los problemas habitacionales del MERCOSUR, y lo vemos incomodarse más con las comunidades de los países limítrofes que con el asunto de Ciro James, o que con el tema del bigote. Distintas formas de atragantarse. Y sin embargo, ahí también están los barrabravas de Boca, de Huracán, de Chicago, haciendo la política de base del PRO en el sur de la ciudad, corriendo a los tiros a los que reclaman, corriéndolos por bolivianos y paraguayos.

Mi abuelo me contaba, cuando yo era muy chico y ya viviamos en Lugano, que el tren solía llegar en otras épocas incluso hasta Bolivia, y en ese relato refulgía un esplendor que llenaba de bronce al pasado y a la estación Lugano. Los ojos le brillaban porque, de repente, estaba ahí, otra vez en un pasado glorioso que se hacía presente.

Creo que en la línea Belgrano Sur se cifra parte de este tiempo urgente y contradictorio, y viajan juntos la burocracia barrabrava y asesina, el pueblo que viene y va de provincia a capital y viceversa, la avenida Escalada, Cruz, el conflicto del Parque Indoamericano, la verguenza de los muertos recientes y también, Bolivia, como límite, como mito y como bandera.

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