lunes, 9 de abril de 2012

Atahualpa Yupanqui - El payador perseguido





EL PAYADOR PERSEGUIDO (FRAGMENTOS)


Con permiso, via a dentrar

aunque no soy convida’o,

pero en mi pago, un asao

no es deide y es de todos.

yo via cantar a mi modo

después que haiga churrasquia’o.


No tengo Dios pa’ pedir

cuartiada en esta ocasión,

no puedo pedir perdón

si entuavía no he falta’o;

veré cuando haiga acaba’o;

pero ésa es otra cuestión.


Yo sé que muchos dirán

que peco, de atrevimiento

si largomi pensamiento

pa’l rumbo que ya elegí,

pero siempre he sido así;

galopiador contra el viento


(...)


La sangre tiene razones

que hacen engordar las venas.

pero sobre pena y pena

hacen que uno pegue el grito.

La arena es un puñadito

pero hay montañas de arena.


No sé si mi canto es lindo

o si saldrá medio triste;

nunca fui zorzal, ni existe

plumaje más ordinario.

Yo soy pájaro corsario

que no conoce el alpiste.


(...)


Aunque mucho he padecido

no me engrilla la prudencia.

Es una falsa experiencia

vivir temblándole a todo.

Cada cual tiene su modo;

la rebelión es mi cencia.


Pobre nací, pobre vivo

por eso soy delica’o.

Estoy con los de mi la’o

cinchando tuitos parejos

pa’ hacer nuevo lo que es viejo

y verlo al mundo cambia’o.


(...)


Acostumbra’o a las sierras

yo nunca me sé marear,

y si me siento alabar

me voy yendo despacito.

Pero aquel que es compadrito

paga pa’ hacerse nombrar.


Si alguien me dice señor,

agradezco el homenaje;

mas, soy gaucho entre el gauchaje

y soy nada entre los sabios.

Y son pa’ mi los agravios

que le hagan al paisanaje.


(...)


El trabajo es cosa buena,

es lo mejor de la vida;

pero la vida es perdida

trabajando, en campo ajeno.

Unos trabajan de trueno,

y es para otros la llovida.


(...)


Tal vez otro habrá roda’o

tanto como he roda’o yo,

y le juro, creamelo

que he visto tanta pobreza,

que yo pensé con tristeza:

Dios por aquí no pasó.


(...)


Cuando sentí una alegría;

cuando el dolor me golpió;

cuando una duda mordió

mi corazón de paisano,

desde el fondo de los llanos

vino un canto y me curó...


(...)


En asuntos del cantar,

la vida nos va enseñando

que sólo se va volando

la copla que es livianita.

Siempre caza palomitas

cualquiera que anda cazando...


Pero si el canto es protesta

contra la ley del patrón

se arrastra de peón a peón

en un profundo murmullo,

y marcha al ras de los yuyos

como chasqui en un malón.


(...)


Si uno pulsa la guitarra

pa’ cantar coplas de amor,

de potros, de domador,

de la sierrra y las estrellas,

dicen: ¡Que cosa más bella!

¡Si canta que es un primor!


Pero si uno, como Fierro,

por ahí se larga opinando,

el pobre se va acercando

con las orejas alertas,

y el rico vicha la puerta

y se aleja reculando.


(...)


Yo vengo de muy abajo,

y muy arriba no estoy.

al pobre mi canto doy

y así lo paso contento,

porque estoy en mi elemento

y ahí valgo por lo que soy.


Si alguna vuelta he canta’o

ante panzudos patrones,

he picanea’o las razones

profundas del pobrerío.

Yo no traiciono a los míos

por palmas ni patacones.


(...)


Se puede matar a un hombre.

pueden su rostro manchar,

su guitarra chamuscar.

Pero el ideal de la vida,

esa es leñita prendida

¡que naides ha de apagar!


(...)


Aquel que tenga sus reales

hace muy bien en cuidarlos;

pero si quiere aumentarlos

que a la ley no se haga el sordo.

Que en todo puchero gordo

los choclos se vuelven marlos.


(...)


La vida me fue enseñando

lo que vale una guitarra;

por ella anduve en las farras

tal vez hecho un estropicio,

y casi me agarra el vicio

con sus invisibles garras.


La cosa estaba en pensar

que al pulsar un instrumento,

hay, que dar con sentimiento

toda la fuerza campera.

Pero nadie larga afuera

si no tiene nada adentro...


(...)


Una canción sale fácil

cuando uno quiere cantar.

Cuestión de ver y pensar

sobre las cosas del mundo.

Si el río es ancho y profundo

cruza quien sabe nadar.


Que otros canten alegrías

si es que alegres han vivido.

Que yo también he sabido

dormirme en esos engaños.

Pero han sido más los años

de porrazos recibidos.


Nadie podrá señalarme

que canto por amarga’o.

Si he pasa’o lo que he pasa’o,

quiero servir de advertencia.

El rodar no será ciencia

pero tampoco es peca’o.


(...)


Dicen que no tienen canto

los ríos que son profundos.

Mas yo aprendí en este mundo

que el que tiene más hondura,

canta mejor por ser hondo,

y hace miel de su amargura.


(...)


Aura me voy. No sé adónde.

Pa’ mi todo rumbo es güeno.

Los campos, con ser ajenos

los cruzo de un galopito.

Guarida no necesito,

yo sé dormir al sereno...


(...)


Y aunque me quiten la vida

o engrillen mi libertad.

¡Y aunque chamusquen quizá

mi guitarra en los fogones,

han de vivir mis canciones

en l’alma de los demás!


¡No me nuembren, que es peca’o,

y no comenten mis trinos

yo me voy con mi destino

pa’l la’o donde el sol se pierde.

¡Tal vez alguno se acuerde

que aquí cantó un argentino!

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